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LEON NO ES FEROZ

Entra a mi barco, que cojo el timón y zarpamos

sábado, 30 de enero de 2010

Maravillas


Un rincón de la casa de Marta.






"...Ponerse de espaldas al gran fuego de leña,avanzar hacia la puerta,sintiendo en los pómulos la dureza metálica del frio, y tener la visión repentina, instantánea de los almendros en flor." Josep Pla

Estar a gusto, ser uno mismo, sentir que aquí no te puede pasar nada malo, que te quieren, que puedes hablar o no decir nada. Sentarte al lado del fuego o salir afuera a ver el minihuerto con sus puerros y cebollas, ver las alubias cocer lentamente en el fuego de leña...todo eso es la casa de Marta en Riancho.
Verla con las botas y el chubasquero, el cabello rubio rizado sobre los hombros, con su andar ligero, grácil, moviendo las caderas de una manera especial... Sin miedo al vida. Sin miedo va Marta a podar unos árboles,llevando adelante una casa, un proyecto, que no sólo es una casa rural, y cuando mira directa con esos ojos azules, es mar y es azul, no puedes engañarla, ni defraudar a alguien como Marta.
Afuera llovía, el rebaño de ovejas buscaba refugio en la cuadra vecina. La bruma envolvía la cumbre del Pico Ranero. Un grajo se posaba en un árbol cercano. Marta dijo que también podía venir a comer " Luis el afectau" qué pusiéramos un plato por si acaso. Estaba en todo. Cómo había dejado de fumar, se fué a pasear bajo la lluvia, a la huerta, a hacer ganchillo...Unos "manchaus" en las tascas del pueblo y a sentarnos a comer. En los orujos cantamos alguna canción montañesa:
" Dicen que las pastoras huelen a sebo
menos la mi morena,que huele a romero,
quitáte niña de ese balcón..."
Embriagada de felicidad, tambíén los orujos hacian lo suyo, sentí el anhelo por un momento de ser pastora. Pero para eso hay que ser leona feroz. Y no soy más un leoncillo juguetón. En esta selva que es la vida.

9 comentarios:

Elvira dijo...

Una preciosidad de texto, Carmen. Y me encantó la cita de Josep Pla.

Un abrazo

FJavier dijo...

Espléndido texto, Carmen. Te transporta a otras vidas ya vividas.
Gracias y enhorabuena.

(PD.: Aunque yo no creo en los inofensivos “leoncillos juguetones”)
:-)

Rubén Lapuente Berriatúa dijo...

Tu escrito atesora dulzura, lirismo
y todo lo que cuentas,lo he vivido,
lo vivo.La vida en la sierra,es así
algo más incómoda que en la ciudad,
pero te hace mejor persona.
Besos

Dante Bertini dijo...

soy, o estoy, algo burro...
aquí se puede dejar comentario...
y dejé otro en el lansky parlanchín...que era broma!

Lansky dijo...

Qué espacio tan acogedor. Y observo que a la chimenea le han incorporado una 'castte', ahorra leña y calienta más, y el fuego, esa tele de la Prehistoria, puede seguirse viendo por el cristal

pepa mas gisbert dijo...

Todos deberiamos tener una casa de Marta a la que acudir,

Un abrazo

Inma dijo...

Precioso texto que nos hace revivir, a los que estuvimos allí, un maravilloso y entrañable día de amistad, calor de chimenea y unas alubias de categoría superior. Mis aplausos para el cocinero. Inma

Jesús Cabezón dijo...

Para un "urbanita" como yo, es agradable leer espacios como el que nos has dejado.
Escéptico

Cyberhortelano dijo...

Una definición perfecta de un día perfecto, y para redondear el clima, de fondo sonaba Mozart o Vivaldi, no recuerdo, extraña mezcla pero muy agradable.