
Por supuesto ,los pinches güeis, enseguidan planearon subir " al Puro" la montaña de la izquierda. Yo entré en el bar del pueblo. Con mi cuaderno. Y la ilusión del adolescente que se va de aventura. Acababa de comprarme mi primera navaja suiza. Y junto con la mochila y el cortavientos me sentía Kipling en la jungla. Todo era rojo, cálido, terroso. Como el sol.
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